Cuando hablamos de emprender en digital, muchas veces surge la sensación de estar compitiendo en un océano inmenso.
Miras Instagram, LinkedIn o TikTok y piensas: “¿cómo voy a destacar si ya hay miles haciendo lo mismo?”
La respuesta está en algo más profundo que “estar en todas partes”: tu diferenciación de marca.
No se trata solo de “verse bonito”.
Los colores, tipografías y estilo visual transmiten mucho más de lo que imaginas:
La energía de tu marca.
El tipo de cliente al que atraes.
El nivel de profesionalidad que proyectas.
Cuando un negocio cuida la coherencia visual, genera confianza y recordación. En cambio, un feed desordenado o un logo improvisado puede restarte seriedad aunque tu servicio sea excelente.
Las palabras también son parte de tu branding.
Un copy bien trabajado refleja tu personalidad y conecta con las emociones de tu público.
¿Hablas de forma cercana o más formal?
¿Tu mensaje inspira, enseña o reta?
¿Quieres sonar como amiga, mentora o experta?
La coherencia entre lo que dices y cómo lo dices refuerza esa autenticidad que hace que la gente recuerde tu marca y no solo tu producto.
Hace unos meses trabajé con una clienta que se sentía perdida porque “su Instagram parecía el de todas las coaches que seguía”.
Lo primero que hicimos fue definir sus colores (alegres y vibrantes, como su personalidad), afinar su tono de voz (motivador pero directo) y encontrar su propuesta de valor real: ayudar a mujeres a organizar sus negocios con simplicidad.
El cambio fue inmediato: dejó de copiar referencias y empezó a mostrar quién era de verdad.
Sus seguidores lo notaron y sus mensajes de venta empezaron a destacar entre la multitud.